Situado en el Noroeste de la provincia de Cádiz, Arcos marca el acceso natural a la sierra de Grazalema y a la clásica ruta de los Pueblos Blancos. Bañado por el río Guadalete, y junto al embalse de Arcos, pertenece a la comarca de su mismo nombre, de la que es cabeza de partido. Sus buenas comunicaciones por carretera le permiten un cómodo enlace con Jerez de la Frontera y la Bahía de Cádiz.
Su clima se caracteriza por una temperatura muy templada durante gran parte del año. La brisa serrana modera los altos registros termométricos, generales en la provincia de Cádiz durante los meses de verano.
La elevada peña sobre la que se asienta Arcos ha estado habitada desde los tiempos más remotos, como demuestran los hallazgos de hachas paleolíticas y los cuantiosos vestigios romanos y árabes encontrados en los alrededores de la población.
La leyenda del origen de la ciudad ha pasado a su escudo, en el que se lee que Arcobrigan fue fundada por el rey Brigo, nieto de Noé. Conquistada definitivamente a los árabes, en 1264, por Alfonso X el Sabio, pasó a formar parte de la cadena de fortalezas establecida como parapeto cristiano contra las razzias musulmanas, adoptando su segundo nombre «de la Frontera».
Tras una primera etapa señorial, Arcos se convirtió en núcleo principal de las posesiones de Rodrigo Ponce de León, marqués de Cádiz y primer duque de Arcos (1493). La ciudad quedó vinculada a esta noble familia hasta entrado el siglo XVIII.
Su condición como capital señorial y el consiguiente mecenazgo cultural ejercido por los poderosos duques de Arcos, han permitido que la ciudad atesore en su interior importantes joyas artísticas de todas las épocas. En Arcos se da la excepcional circunstancia de que la ciudad cristiana conserva la estructura urbana preexistente, sin los habituales derribos y ensanches efectuados en otras poblaciones.
En la actualidad, junto a la tradicional explotación agrícola y ganadera, hay que señalar el importante desarrollo del turismo, que cuenta con el precedente de la declaración de Conjunto Monumental Histórico Artístico, en 1962.
Arcos de la Frontera1 es un municipio español de la provincia de Cádiz, Andalucía. Es el municipio más poblado de la comarca de Sierra de Cádiz y también el más extenso. Es un importante lugar para el turismo interior y la industria comarcal, y tiene una posición estratégica entre la Campiña Jerezana y la Serranía. Tiene además un rico pasado, al haber sido capital de la Taifa de Arcos en la época musulmana y capital del Ducado de Arcos a partir de 1493.
Historia
Como la mayoría de las poblaciones de esta provincia, su ubicación ha estado ocupada por el ser humano desde tiempos prehistóricos. Arcos, por su propio enclave geográfico ha constituido en todos los tiempos un lugar estratégico. El nombre de Arx-Arcis (fortaleza en altura) proviene de su fundación romana, época en la que aparece como asentamiento «coloniae Arcensium», otro asentamiento romano fue Santiscal.
Durante la época musulmana su denominación es Arkos, emergiendo como verdadera ciudad próspera y floreciente. En la época del Emirato dependiente de Damasco (711–757) perteneció a la «Cora» de Sidonia. Llegó a convertirse en el siglo XI, en un pequeño reino de Taifa bajo el dominio de Ben Jazrum, rey de origen beréber. En este período el recinto de la villa se amuralló y aunque no hay certeza de que se colmataran con edificaciones todos sus terrenos, se ha mantenido la compleja trama de manzanas, de esta época provienen el trazado de sus calles, el alcázar militar, la muralla, los molinos, etc
En 1255 y en 1264, el rey Alfonso X tomó la ciudad para Castilla, siendo cedida al Infante Don Enrique, aunque volvió a manos reales debido a su carácter fronterizo. En 1300 recibe el rango[cita requerida] de concejo.
En 1408 el rey pone la ciudad en manos de su privado Ruy López Dávalos, para otorgarla a los Ponce de León en 1440, Duques de Arcos, hasta bien entrado el siglo XVIII, alcanzando su cenit entre los siglo XV y XVII. En el siglo XV se fundaron los Hospicios de los Franciscanos Descalzos y otro próximo a la Iglesia de San Pedro. El Ayuntamiento es trasladado a la Plaza del Castillo. La cárcel se traslada a una casa donde se construirá más tarde el Convento de Mercedarias Descalzas. En la Plaza del Castillo se situaron la alhóndiga y a su espalda la casa matadero.
A partir del siglo XVI se inicia la construcción del Convento de San Francisco (1510), el de religiosas de San Juan de Letrán (1539), el Hospital de San Roque y el de San Pedro. Igualmente se inicia la construcción de un nuevo matadero fuera de la Puerta de Jerez. Durante el siglo XVIII se produce una expansión urbana que supera la extensión de sus murallas árabes.
En 1706, Felipe V le concede el título de Noble y Fidelísima. El terremoto de Lisboa de 1755, cambió su fisonomía, afectando a las Iglesias de Santa María, San Pedro y San Agustín, hundiéndose el muro norte del Castillo, que al caer al foso y enterrarlo, dio origen a la calle Nueva.
Durante el siglo XVIII, la ciudad se desarrolla definitivamente fuera del recinto amurallado, surgiendo tres enclaves: el barrio de la Corredera, el de más calidad, con las residencias de la burguesía, Hospital de San Juan de Dios, Pósito de Carlos III, Mesón del Duque e Iglesia de San Miguel; el barrio de San Francisco, en torno a la Iglesia de los Franciscanos del siglo XVI, en la que destaca la Capilla de las Aguas; y el barrio Bajo, cuyo origen puede estar en un asentamiento morisco en el actual barrio de Cómpeta.
En el siglo XIX, además de la epidemia de fiebre amarilla y el paso de los franceses, que causaron daños en el Castillo y la Plaza, el hecho más importante para el patrimonio de Arcos es la desamortización de Mendizábal. Se producen transformaciones de edificios religiosos y se ponen a la venta posesiones eclesiásticas rurales, que frenaron el incipiente desarrollo industrial, por la transformación de los promotores industriales en terratenientes.
En el siglo XX mejora la calidad de vida y se produce un desarrollo del sector turístico, siendo en el período 1950-70 cuando se produce el mayor crecimiento de la ciudad. Hasta principios de los años sesenta se configuró un anillo concéntrico de crecimiento. Pero es a partir de esta década, cuando comienzan a aparecer nuevas tipologías edificatorias (bloques y viviendas unifamiliares aisladas, pareadas y en hilera) levantadas sobre nuevos trazados, que amenazan tanto el original núcleo urbano amurallado, como la primera zona de crecimiento y el caserío tradicional. En el siglo XXI se ha convertido en la entrada de la Ruta de los Pueblos Blancos y Conjunto Histórico-Artístico. Junto con sus magníficos paisajes, la hacen destino turístico de primer orden en la provincia de Cádiz, lo que constituye su principal fuente de ingresos.2
Geografía
En el año 2008 contaba con 31.017 habitantes. Su extensión superficial es de 528 km² y tiene una densidad de 55,7 hab/km². Sus coordenadas geográficas son 36º 45′ N, 5º 48′ O. Se encuentra situada a una altitud de 185 metros y a 67 kilómetros de la capital de provincia, Cádiz. Se ubica en un cerro junto al río Guadalete.
Limita al norte con los municipios de Espera (Cádiz) y Bornos, al noreste con el municipio de Villamartín, al este con los municipios de El Bosque y Prado del Rey, al sureste con los municipios de Benaocaz y Ubrique, al sur con los municipios de Algar y San José del Valle y al oeste con el municipio de Jerez de la Frontera.
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